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Los infartos avisan
Un infarto es un ataque que se produce cuando muere el tejido de un órgano del cuerpo. Se origina por la obstrucción de alguna vena o arteria que impide que la sangre llegue a dicho órgano, aumentando la presión sanguínea y produciendo el ataque. Puede suceder en cualquier parte del cuerpo, son frecuentes en el cerebro, intestino y en los riñones. Pero el más común es en el corazón y se llama infarto agudo de miocardio. Ésta es la principal causa de muerte de hombres y mujeres en todo el mundo. En Venezuela, mueren cada año por esta causa más de 17.500 personas según el anuario estadístico del Ministerio para el Poder Popular para la Salud.
Los principales riesgos que predisponen a un infarto son la hipertensión, aterosclerosis u otra enfermedad de las coronarias, antecedentes de angina de pecho, de un ataque anterior o de trastornos del ritmo cardíaco. Hábitos como el tabaquismo, consumo excesivo de bebidas alcohólicas y grasas, sedentarismo y niveles altos de estrés contribuyen a aumentar la probabilidad de un ataque al corazón. La edad también incide. Es más frecuente en hombres mayores de 40 años y mujeres mayores de 50 años. Y si la persona tiene sobrepeso, obesidad o diabetes, el riesgo se multiplica.
Las personalidades agresivas, violentas y hostiles son más propensas a enfermedades coronarias agudas, pues durante las emociones intensas el sistema nervioso central libera neurotransmisores que elevan la tensión arterial y pueden provocar ruptura y obstrucción de las arterias.
Un infarto de miocardio es una urgencia médica que debe ser atendida de inmediato ya que en la mayor parte de los casos hay actividad eléctrica en el corazón, cuyo paro puede revertirse con una desfibrilación precoz. El pronóstico vital de un paciente con infarto depende de la extensión del mismo (es decir, de la cantidad de músculo cardíaco comprometido como consecuencia de la falta de irrigación sanguínea) y la rapidez de la atención recibida. La mayoría de los que estén vivos dos horas después de un ataque sobrevivirán.
Antes de sufrir un infarto, al menos la mitad de las personas presenta algún síntoma que confunde con un problema gástrico o alguna dolencia muscular. No necesariamente un infarto ocurre durante alguna actividad física, esfuerzo o estado emocional alterado, tres de cada diez personas sufren infartos mientras están tranquilos. La aparición de los síntomas de un infarto de miocardio ocurre de manera gradual, en el transcurso de varios minutos, y rara vez de manera instantánea. De allí que conocer los síntomas puede hacer la diferencia entre la vida y la muerte:
Dolor torácico: La mayoría de los infartos están acompañados por dolor de pecho o presión intensa en el lado izquierdo del tórax. Ese dolor se conoce como angina de pecho y por lo general no dura más que unos pocos minutos, o va y viene. Incluso se puede sentir acidez o indigestión y por ello se puede llegar a confundir con alguna enfermedad gástrica.
Dolor en el cuello, espalda y mandíbula:Este síntoma puede incluir dolor o malestar en uno o ambos brazos, la espalda, los hombros, el cuello, la mandíbula o la parte alta del estómago (no por debajo del ombligo). Es un síntoma más común en mujeres que en hombres.
Falta intensa de aire: La falta de aire puede comenzar antes o al mismo tiempo que el dolor o malestar en el pecho, y puede incluso ser su el único síntoma. Suele aparecer repentinamente, incluso estando en reposo.
Sudor frío: El sudor frío inexplicable o excesivo pueden ser señales de un infarto.
Fatiga inusual: El cansancio o la falta de energía repentina o inusual es uno de los síntomas más comunes de infarto en mujeres, y uno de los más fáciles de ignorar. Puede venir repentinamente o permanecer durante días, incluso un mes antes de presentarse el ataque. Más de la mitad de las mujeres que sufren un infarto experimentan cansancio muscular, debilidad o somnolencia que no están relacionados con el ejercicio.
Aturdimientos o mareos: La mayoría de los infartos no hacen que la persona se desmaye de inmediato, esto sucede solo en los casos más graves. En lugar de eso, se puede sentir aturdimiento o mareo. En un 10% de los casos es el único síntoma.
Náuseas o vómitos: Las mujeres son dos veces más propensas que los hombres a experimentar náuseas, vómitos o indigestión durante un infarto.
Sin síntomas: Una cuarta parte de los infartos de miocardio son silentes, es decir, aparecen sin dolor de pecho y sin otros síntomas. Estos infartos suelen descubrirse tiempo después cuando se le practica electrocardiograma al paciente y son más comunes en los ancianos, en los pacientes con diabetes y después de un trasplante de corazón, porque puede suceder que el corazón donado no esté conectado a los nervios del paciente hospedador.
Como se ha mencionado, mientras más pronto se acuda a la urgencia médica, mayores probabilidades de sobrevivencia existen. Una vez en la emergencia, se realiza un electrocardiograma para determinar si efectivamente se trata de un infarto al miocardio y se comienza con el tratamiento administrando oxígeno y medicamentos para tratar de restablecer el flujo sanguíneo y calmar el dolor
Para el dolor se usan fármacos potentes como la morfina o la nitroglicerina cuya acción consiste en disminuir las necesidades de oxígeno del músculo cardiaco, por lo que disminuye también el dolor. Y para restablecer el flujo sanguíneo se administran fármacos anticoagulantes y antiagregantes (evitan la unión de las plaquetas entre sí), para reducir la formación del trombo que está obstruyendo la arteria coronaria y dando lugar al infarto, y prevenir que se formen coágulos adicionales.
Paralelamente se realiza un procedimiento dirigido a abrir el vaso obstruido y permitir que vuelva a fluir la sangre a la zona del corazón que se está sufriendo el infarto. Puede realizarse una angioplastia que consiste en la introducción de un catéter por una arteria (habitualmente la arteria radial que se encuentra en la muñeca) para llegar hasta la arteria bloqueada. Una vez que se ha llegado al punto de obstrucción, se insufla una especie de globo que abre la arteria ocluida o unos dispositivos metálicos llamados stent, que son unos pequeños muelles que se colocan en la arteria y se expanden para mantenerla abierta y restituir el flujo sanguíneo.
Pocas veces es posible realizar cirugías de carácter urgente en el transcurso de un ataque cardiaco. Se conoce como cirugía de derivación y consiste en hacer un puente a la arteria ocluida con otros vasos por los que circulará la sangre.
Fuente:esteticaysalud